domingo, 16 de diciembre de 2012

Consejo para el mantenimiento de las ocupaciones, 30 de Mayo 1968, Llamamiento a todos los trabajadores

Camaradas,

Lo que hemos hecho en Francia asusta a Europa y pronto amenazará a todas las clases dominantes del mundo, desde los burócratas de Moscú y Pekín hasta los millonarios de Washington y Tokio. Así como hemos hecho estremecer a París, el proletariado internacional volverá al asalto de los capitales de todos los estados, de todas las fortificaciones de la alienación. La ocupación de las fabricas y de los edificios públicos en todos los países no solamente ha bloqueado el funcionamiento de la economía, sino sobretodo ha traído con sigo una puesta en cuestión general de la sociedad. Un movimiento profundo lleva casi todos los sectores de la población a desear un cambio de la vida. A partir de ahora es un movimiento revolucionario, al que ya no le falta mas que la conciencia de lo que el ya ha hecho, para poseer realmente esa revolución.


¿Que fuerzas van a tratar de salvar el capitalismo?. El régimen debe caer si no trata de mantenerse con la amenaza de recurrir a las armas (ayudado por una hipotética convocatoria de elecciones que solo pueden tener lugar después de la capitulación del movimiento) e incluso por la represión armada inmediata. En cuanto al eventual poder de la izquierda, también tratara de defender el viejo mundo por medio de concesiones y por la fuerza. El partido llamado comunista, el partido de los burócratas, que ha combatido el movimiento desde el principio y que no ha empezado a vislumbrar la caída del gaullismo mas que a partir del momento en que este se ha visto incapaz de ser por mas tiempo su principal protección, sera' en este caso el mejor guardián de ese "gobierno popular". [...] Lo que dependerá esencialmente de la conciencia y de las capacidades de organización autónoma de los obreros: aquellos que han rechazado los acuerdos irrisorios de los que están llenas la direcciones sindicales tendrán que descubrir que no pueden "obtener" mucho mas dentro del marco de la economía existente, pero que podrán tomarlo todo transformando todas las bases por si mismos. Los trabajadores apenas pueden pagar mas; pero pueden desaparecer.

El movimiento actual no se ha "politizado" yendo mas allá de las miserable reivindicaciones sindicales sobre los salarios y los retiros, abusivamente presentada como "cuestiones sociales". Esta mas alla de la politica: plantea la cuestión social en su verdad simple. Vuelve la revolucion que se prepara desde hace mas de un siglo. No puede afirmarse mas que en su proprias formas. Es demasiado tarde para una chapucería burocrático-revolucionaria. Cuando un Andre Barjonet, desestalinizado hace poco, apela a la formación de una organizacion comun que reunira "toadas las furzas autenticas de la revolucion... que invocan a Trotsky, Mao, la anarquia, el situacionismo", solo tenemos que recordar que aquellos que invocan a Trotsky o a Mao, por no decir nada de la lamentable "Federacion Anarquista", no tienen nada que ver con la revolucion presente. Los burocratas podran ahora cambiar de parecer sobre lo que llaman "revolución autentica"; la revolución autentica no ha de cambiar el juicio que ha pronunciado contra la burocracia.
 
Es el momento presente, con el poder que tienen, y con los partidos y sindicatos conocidos, los trabajadora no tienen otra vía que la toma directa de la economía en todos los aspectos de la reconstrucción de la vida social por comités unitarios de base, afirmar su autonomía de cara a la dirección político-sindical, asegurar su autodefensa y federarse a escala regional y nacional. Siguiendo esas vías deben convertirse en el único poder real en el país, el poder de los Consejos de trabajadores. Si no, el proletariado, ya que "es revolucionario o no es nada", se convertirá en objeto pasivo. Reaparecerá delante de sus receptores de televisión.
 
¿Qué es lo que define el poder de los consejos? La disolución de todo poder exterior e ellos; la democracia directa y total; la unificación en la práctica de la decisión y de la ejecución; el delegado revocable en cualquier momento por sus mandatarios; la abolición de la jerarquía y de las especializaciones independientes; la participación creativa e independiente de las masas: la extensión y la coordinación internacionalistas. Las exigencias actuales no son menores. La autogestión no es otra cosa. Cuidado con los recuperadores de todas las capillas modernistas —hasta los curas— que empiezan a hablar de autogestión y de consejos obreros, sin admitir este mínimo, porque quieren de hecho salvar sus funciones burocráticas; los privilegios de sus especializaciones intelectuales o su porvenir de jefazos.
 
En realidad, aquello que es necesario ahora lo era ya desde el comienzo del proyecto revolucionario proletario. Se trataba de la autonomía de la clase obrera. Se ha luchado por la abolición del asalariado, de la producción mercantil, del Estado. Se trataba de acceder a la historia consciente, de suprimir todas las separaciones y "todo lo que existe independientemente de los individuos". La revolución proletaria ha esbozado espontáneamente sus formas adecuadas en los Consejos, tanto en San Petesburgo en 1905 como en Turín en 1920, tanto en la Cataluña de 1936 como en Budapest en 1956. El mantenimiento de la vieja sociedad o la formación de nuevas clases de explotadoras, ha pasado siempre por la supresión de los Consejos. La clase obrera conoce ahora a sus enemigos y los métodos de acción que le son propios. "La organización revolucionaria ha debido aprender que ya no puede combatir la alienación bajo formas alienadas" (La sociedad del espectáculo). Es evidente que los Consejos obreros son la única solución, porque todas las otras formas de lucha revolucionaria han terminado en lo contrario de lo que querían.

Comité "Enrages" - Internacional Situacionista
Consejo para el mantenimiento de las ocupaciones
30 de Mayo 1968

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